Autismo y Déficit Atencional: cuando la mente se dispersa y el mundo abruma
- Jesus Gomez Frye
- 24 oct
- 4 Min. de lectura

En muchas mujeres, el proceso de comprender su neurodivergencia comienza con una sensación persistente de diferencia. Una vida marcada por la hiperexigencia, la fatiga constante, las distracciones que parecen infinitas y una sensibilidad que el mundo tiende a invalidar.A veces llega primero el diagnóstico de autismo, a veces el de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Pero no es raro que ambos convivan en una misma persona, entrelazando sus manifestaciones y dando forma a un perfil complejo, lleno de contrastes: concentración extrema y dispersión, necesidad de estructura y deseo de libertad, hiperfoco y olvido.
Comprender esta coexistencia es esencial, especialmente en mujeres y adolescentes, donde las manifestaciones suelen pasar desapercibidas bajo una capa de adaptación social, ansiedad o perfeccionismo.
¿Qué ocurre en el cerebro cuando se combinan autismo y déficit atencional?
Aunque ambos diagnósticos pertenecen a categorías distintas, comparten alteraciones en los circuitos de atención, autorregulación y procesamiento sensorial.
· En el TDAH, el cerebro presenta diferencias en la regulación dopaminérgica y noradrenérgica, lo que afecta la motivación, el enfoque sostenido y la organización de tareas.
· En el autismo, los desafíos se relacionan con la integración sensorial, la flexibilidad cognitiva y la conexión social, implicando también diferencias en la comunicación entre regiones cerebrales.
Cuando ambas condiciones coexisten, se produce una especie de interferencia interna: el sistema nervioso está hipersensible a los estímulos, pero al mismo tiempo tiene dificultad para filtrar lo relevante. Esto puede llevar a la saturación cognitiva, la fatiga atencional y la frustración constante por no poder “rendir” como los demás.
La mente se siente como un navegador con demasiadas pestañas abiertas: todas importantes, todas ruidosas.
Cómo se manifiesta esta combinación en mujeres
El cruce entre autismo y TDAH en mujeres tiene una particularidad: la socialización de género. Desde pequeñas, muchas aprenden a camuflar sus diferencias para ser aceptadas, lo que implica un enorme gasto emocional.
Algunos rasgos frecuentes son:
· Pensamiento en red: la atención salta de una idea a otra, estableciendo asociaciones creativas, pero también generando saturación mental.
· Hiperfoco emocional: se concentran intensamente en relaciones, proyectos o intereses, y luego sufren una caída abrupta de energía.
· Desajuste sensorial: la sobrecarga auditiva o visual se mezcla con la dificultad para sostener la atención, provocando una sensación de “colapso” o bloqueo.
· Autoobservación constante: el esfuerzo por parecer organizada, sociable o tranquila genera un nivel elevado de autocrítica.
· Agotamiento crónico (burnout autista): la combinación de sobrecarga sensorial, exigencias sociales y déficit atencional conduce a un desgaste profundo.
Estas características no son fallos personales, sino manifestaciones naturales de un cerebro que percibe y responde al entorno de manera distinta.
Desafíos invisibles
A menudo, las mujeres con esta doble condición atraviesan una paradoja: parecen funcionales, pero viven al borde del colapso interno.Mantienen la casa, trabajan, estudian, cuidan de otros, pero cada acción requiere un esfuerzo desproporcionado. La distracción constante convive con la rigidez interna; el deseo de orden con la imposibilidad de sostenerlo.
Esta tensión puede derivar en síntomas secundarios: ansiedad, insomnio, dificultades gastrointestinales o un sentimiento persistente de “no estar haciendo suficiente”.
Como señalan Sanz-Cervera y Pastor-Cerezuela (2018), la falta de comprensión social y médica sobre esta intersección deja a muchas mujeres sin los apoyos que necesitan, perpetuando diagnósticos erróneos (como depresión o trastorno de personalidad).
Estrategias de apoyo y autorregulación

1. Estructura flexible
El orden es una herramienta, no una cárcel. Crear rutinas amables puede aportar seguridad sin imponer rigidez:
· Planificar con márgenes amplios de tiempo para imprevistos sensoriales o de concentración.
· Usar recordatorios visuales, listas o aplicaciones con alertas suaves.
· Alternar tareas que demandan atención con actividades automáticas o sensorialmente calmantes.

2. Regulación del entorno
El entorno físico influye directamente en la capacidad de atención.
· Ajustar luces, ruidos y texturas: las luces cálidas, los sonidos suaves o el orden visual ayudan al sistema nervioso a descansar.
· Incorporar “espacios refugio”: rincones de calma, objetos de autorregulación (como una manta pesada, pelotas sensoriales o auriculares).
3. Comunicación y comprensión
· Explicar a las personas cercanas cómo se manifiesta la sobrecarga o la distracción ayuda a prevenir conflictos.
· Buscar acompañamiento psicológico con enfoque neuroafirmativo, que reconozca la validez de la experiencia autista y del TDAH sin intentar “normalizarla”.

4. Autocompasión y descanso auténtico
Las mujeres autistas con TDAH suelen funcionar en modo supervivencia. Reaprenden el descanso como parte de la productividad emocional:
· Dormir lo suficiente, incluso si la mente se activa de noche.
· Permitirse el aburrimiento y la pausa sin culpa.
· Practicar actividades repetitivas y rítmicas (dibujar, tejer, caminar) que calmen el sistema nervioso.
5. Atención amable
Más que “forzar la concentración”, se trata de acompañar la mente:
· Identificar los momentos del día donde la atención fluye naturalmente.
· Usar música instrumental, aromaterapia o movimientos corporales leves para anclar el foco.
· Aceptar la distracción como parte del proceso, no como un fracaso.
Vivir con autismo y déficit atencional siendo mujer implica navegar entre mundos internos intensos y un entorno externo que muchas veces exige demasiado. Pero también significa poseer una mirada amplia, una mente viva, una sensibilidad profunda y una creatividad fuera de los márgenes convencionales.
El desafío no está en corregir la dispersión ni en reprimir la sensibilidad, sino en construir una vida donde ambas puedan coexistir sin culpa.Comprender esta combinación es un acto de autoafirmación: una manera de decir “mi forma de procesar el mundo también tiene valor”.
Cada pausa, cada olvido, cada sobresalto sensorial, puede convertirse en un recordatorio de que la atención también puede ser un refugio, y que cuidar de la mente no es distraerse del mundo, sino aprender a habitarlo con amabilidad.

Recursos y lecturas recomendadas
· Antshel, K.M., & Russo, N. (2019). “Autism Spectrum Disorders and ADHD: Overlaps in Attention and Executive Function.” Journal of Attention Disorders.
· Sanz-Cervera, P., Pastor-Cerezuela, G. et al. (2018). “Comorbilidad entre TDAH y TEA: revisión y perspectivas de futuro.” Revista de Neurología.
· Attwood, T. (2022). Mujeres y niñas en el espectro autista.
· Ramsay, J. (2021). Women with ADHD: A Lifespan Perspective.
· Mattila, M. et al. (2020). “Co-occurring ADHD and ASD: diagnostic and therapeutic challenges.” European Child & Adolescent Psychiatry.



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