Bloqueo mental y emocional en mujeres autistas: cuando la autoexigencia apaga el sistema
- Jesus Gomez Frye
- 14 nov
- 4 Min. de lectura

Hay momentos en que la mente simplemente se detiene. No llegan las palabras, los pensamientos se vuelven borrosos y el cuerpo parece desconectarse. Para muchas mujeres autistas, esos episodios no son pereza ni desinterés: son bloqueos mentales y emocionales, una forma de apagón interno que aparece cuando la exigencia supera la capacidad de respuesta.
A menudo ocurren después de días o semanas de sostener el ritmo, de tratar de hacerlo todo perfecto, de mantener una máscara social impecable. Detrás de esos bloqueos suele haber una historia de autoexigencia, perfeccionismo y sobreesfuerzo constante por adaptarse a un mundo que no siempre es amable con las diferencias neurológicas.
¿Qué es un bloqueo mental o emocional?
En el contexto del autismo, el bloqueo o shutdown es una reacción de protección. Es el modo en que el cerebro dice “basta” ante una sobrecarga sensorial, emocional o cognitiva. Puede manifestarse como silencio repentino, dificultad para hablar o moverse, sensación de “quedarse en blanco” o desconexión emocional.

No se trata de un acto voluntario, sino de un mecanismo automático del sistema nervioso. El cerebro, literalmente, entra en un modo de ahorro de energía para evitar un colapso mayor. Investigaciones recientes sobre experiencias autistas (Phung et al., 2021) describen estos bloqueos como una especie de “hibernación momentánea”, donde el cuerpo busca restablecer el equilibrio interno.
Por qué ocurre con tanta frecuencia en mujeres autistas
Una de las razones más claras es el camuflaje o masking: ese esfuerzo continuo por parecer “neurotípica”, imitar gestos sociales, controlar las reacciones o suprimir los intereses intensos para no llamar la atención.

Estudios sobre camuflaje (Beck et al., 2020; Alaghband-Rad et al., 2023) muestran que las mujeres lo practican más y durante más tiempo, muchas veces desde la infancia. Este desgaste diario consume enormes recursos cognitivos y emocionales, generando ansiedad, agotamiento y, eventualmente, bloqueos.
A esto se suma que muchas mujeres autistas reciben diagnóstico tardío o equivocado, lo que las deja sin apoyos adecuados. Mientras tanto, deben funcionar “como si nada”, sosteniendo exigencias laborales, familiares y sociales que agravan la sobrecarga.
En palabras simples: cuando el cerebro vive años en modo “alto rendimiento forzado”, cualquier demanda extra puede gatillar un apagón.
Autoexigencia y perfeccionismo: la tormenta perfecta
La autoexigencia es una compañera constante en muchas mujeres autistas. No es solo querer hacer las cosas bien; es sentir que cualquier error puede poner en riesgo la aceptación o el cariño de los demás.

El perfeccionismo, por su parte, se convierte en una forma de control. Pensamientos como “si lo hago perfecto, nadie notará mis errores” o “si soy impecable, no me rechazarán” son comunes. Este tipo de pensamiento rígido está relacionado con la forma en que el cerebro autista procesa la información: más literal, más estructurada, más sensible al error.
Investigaciones sobre rasgos obsesivo-compulsivos en personas autistas (Dell’Osso et al., 2024) explican que esta tendencia a la precisión extrema puede generar ansiedad anticipatoria: la mente se agota intentando evitar el fallo, y cuando finalmente se produce una situación de estrés, el sistema colapsa.
El resultado es circular: cuanto más se exige la persona, más se sobrecarga; y cuanto más se bloquea, más se culpa por “no poder”.
Consecuencias del sobreesfuerzo
El bloqueo no aparece solo: suele ir acompañado de síntomas de burnout autista —una forma profunda de agotamiento físico, mental y emocional que puede durar semanas o meses—. También aumenta el riesgo de ansiedad y depresión, sobre todo cuando hay sensación de fracaso o vergüenza por no poder mantener el nivel habitual de funcionamiento.
A nivel cotidiano, esto puede verse en la dificultad para concentrarse, pérdida de habilidades sociales, irritabilidad o desconexión emocional. En el trabajo o los estudios, se traduce en pausas inesperadas, dificultad para tomar decisiones o necesidad de aislarse.
Y lo más importante: muchas veces nadie lo nota, porque desde fuera parece que “todo está bien”.
Cómo empezar a salir del ciclo
No hay una fórmula única, pero sí caminos posibles para suavizar el impacto de estos bloqueos y prevenirlos.
1. Reconocer el bloqueo sin culpa
El primer paso es entender que no es flojera ni debilidad. Es una reacción natural de un sistema nervioso sobreexigido. Nombrarlo y validarlo ayuda a reducir la autocrítica.

2. Reducir el camuflaje cuando sea posible
Tener espacios donde no haya que fingir ni sostener máscaras —en casa, con amistades seguras o en comunidades autistas— permite liberar energía mental y emocional.
3. Trabajar la autoexigencia desde la autocompasión
Practicar la amabilidad hacia una misma no es indulgencia, es reparación. Terapias basadas en la autocompasión o en la aceptación ayudan a suavizar la rigidez interna y a reconocer los propios límites.
4. Regular el entorno sensorial y emocional
Pequeños cambios ayudan: luces suaves, pausas entre tareas, auriculares con cancelación de ruido, texturas agradables, momentos de silencio. Prevenir la sobrecarga es más eficaz que “sobrevivirla”.

5. Crear un plan personal para los bloqueos
Identificar señales tempranas (como confusión mental, irritabilidad o fatiga intensa) y preparar un protocolo simple: retirarse a un espacio tranquilo, respirar profundo, hidratarse, avisar a alguien de confianza y esperar que el cuerpo se regule.
Aprender a cuidarse sin exigirse
El perfeccionismo promete seguridad, pero cobra un precio alto: desconexión, ansiedad, agotamiento. Aprender a descansar sin culpa, a equivocarse sin miedo, y a mostrarse sin máscaras es un acto profundo de sanación.
Las mujeres autistas no necesitan ser más fuertes, más productivas ni más “adaptadas”. Necesitan entornos que las comprendan, ritmos que respeten su energía y vínculos donde no tengan que demostrar constantemente su valor.

"El verdadero crecimiento no ocurre cuando hacemos más, sino cuando aprendemos a sostenernos con ternura en medio del colapso."
📚 Referencias breves
Beck, J. S., et al. (2020). Camouflaging behaviours and mental health in women with autistic traits.
Phung, J., et al. (2021). Insights on Burnout, Inertia, Meltdown, and Shutdown (BIMS).
Alaghband-Rad, J., et al. (2023). Camouflage and masking behaviour in adult autism.
Dell’Osso, L., et al. (2024). Autistic traits as predictors of obsessive-compulsive symptoms.
Pyszkowska, A., et al. (2024). Camouflage, anxiety and burnout in autistic adults.



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