Rigidez cognitiva y autismo en mujeres: comprender un rasgo invisible que agota
- Jesus Gomez Frye
- hace 12 minutos
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La rigidez cognitiva es uno de los rasgos centrales del autismo, pero en las mujeres suele manifestarse de formas más silenciosas, complejas y socialmente “aceptables”. Muchas mujeres autistas no viven la rigidez como una simple dificultad para cambiar de plan, sino como un mecanismo profundamente ligado a la ansiedad, el enmascaramiento y la necesidad de previsibilidad para sentirse seguras en un mundo que suele demandar flexibilidad constante.
Comprender cómo se expresa este rasgo en mujeres permite no solo identificarlo, sino también aliviar la culpa asociada y encontrar estrategias más amables para convivir con él.
¿Qué es la rigidez cognitiva?
En términos neuropsicológicos, la rigidez cognitiva se refiere a la dificultad para:
Cambiar de estrategia mental
Adaptarse a nuevos estímulos
Tolerar la incertidumbre
Soltar una idea o enfoque una vez que se ha establecido
Está directamente vinculada a las funciones ejecutivas, un conjunto de habilidades mediadas principalmente por la corteza prefrontal. Diversos estudios muestran que las personas autistas presentan diferencias en estas redes, afectando la capacidad de “shift” o cambio mental (Hill, 2004; Demetriou et al., 2018).
Sin embargo, lo interesante es que, en mujeres, estas dificultades suelen ser más internas que visibles. Y eso complica el diagnóstico.
¿Cómo se expresa la rigidez cognitiva en mujeres autistas?
1. Rigidez emocional disfrazada de “responsabilidad extrema”
Muchas mujeres autistas desarrollan patrones rígidos alrededor de cómo “deben” comportarse:
No permitir errores
Cumplir expectativas a cualquier costo
Seguir rutinas sociales rígidas para evitar conflictos
Esto se interpreta externamente como disciplina o madurez, cuando en realidad responde al miedo a perder control.
2. Dificultad para tolerar cambios, pero sin mostrarlo
A diferencia del estereotipo infantil (rabieta ante cambio inesperado), en mujeres la reacción suele ser interna:
Aumento brusco de ansiedad
Bloqueo cognitivo
Irritabilidad contenida
Autocrítica severa
La persona cumple con el cambio… pero luego queda drenada por horas o días.
3. Necesidad profunda de previsibilidad
La incertidumbre puede generar:
Sobreplanificación
Anticipación excesiva
Repetición mental de escenarios (“overthinking”)
Rutinas rígidas pero invisibles (orden interno del bolso, secuencias cognitivas, checklists mentales)
4. Pensamiento “todo o nada”
Común en la población autista, pero en mujeres se mezcla con enseñanza social:
“Si no lo hago perfecto, no sirve”
“Si fallo una vez, soy un desastre”
“O lo hago todo, o no hago nada”
El perfeccionismo autista es menos un rasgo de personalidad y más una estrategia de supervivencia.
5. Hiperfocalización emocional
La rigidez no solo ocurre en tareas: también ocurre en pensamientos emocionales.
Dificultad para soltar una preocupación
Rumiar eventos sociales
Revisar conversaciones pasadas
Atarse a una idea sobre una relación o conflicto
Esto puede confundirse con ansiedad generalizada, cuando en realidad son procesos neurocognitivos autistas.
¿Por qué la rigidez cognitiva afecta especialmente a las mujeres?
1. Socialización femenina
Desde niñas, las mujeres reciben mensajes como:
“Sé amable”
“Adáptate”
“No causes problemas”
“Sé flexible con los demás”
Esto choca con la rigidez natural del cerebro autista. En vez de expresarla externamente (como un niño que se niega al cambio), muchas mujeres aprenden a internalizarla.
El costo: ansiedad crónica.

2. Más enmascaramiento
Las mujeres autistas tienden a camuflar sus rasgos para encajar. Para sostener ese camuflaje, crean rutinas mentales rígidas:
Scripts sociales
Análisis repetitivos antes de hablar
Control conscientes de gestos y tono
Ajustes constantes al entorno
Esto agota las funciones ejecutivas y aumenta la rigidez.
3. Diagnóstico tardío
La falta de reconocimiento hace que muchas pasen años pensando que sus reacciones son “exageradas”, “dramáticas” o “problemas de carácter”. No saber que el origen es neurológico incrementa la autocrítica y fortalece los patrones rígidos.
Consecuencias cuando la rigidez cognitiva se ignora
Sobreexigencia constante
Burnout autista
Dificultad para tomar decisiones
Problemas laborales por saturación
Conflictos internos sin expresión externa
Depresión por agotamiento cognitivo
Sensación de estar siempre “al límite”
El burnout, en especial, es más frecuente en mujeres autistas precisamente por este choque entre rigidez interna y demandas sociales.
Estrategias prácticas (y amables) para navegar la rigidez cognitiva
1. Normalizar el rasgo
No es terquedad, ni “drama”, ni falta de madurez. Es neurología. Nombrarlo reduce la culpa y permite pedir apoyo.

2. Microtransiciones
En vez de saltar de una tarea a otra:
Pausas de 2–3 minutos
Cambiar solo un elemento por vez
Señales visuales o temporales en el entorno
El cerebro autista procesa mejor los cambios graduales.
3. Aumentar control sobre lo que sí es controlable
Planes con ventanas de flexibilidad
Anticipaciones visuales
Organizar horarios según niveles de energía
No se trata de eliminar la rigidez, sino de usarla a favor.
4. Reencuadre cognitivo sin invalidación
Evitar frases como “sé más flexible”. En su lugar:
“El cambio es difícil, pero puedo hacerlo paso a paso.”
“No necesito hacerlo perfecto para que esté bien.”
5. Descarga sensorial
Cuando la rigidez aumenta, a menudo hay sobrecarga sensorial. Estrategias como:
Reducir estímulos
Uso de auriculares
Pausas en silencio
Pueden disminuir la tensión cognitiva.
6. Terapias útiles
Terapia focalizada en autismo en adultos
Enfoques basados en funciones ejecutivas
CBT adaptada para autistas
Terapia ocupacional especializada en regulación sensorial
La rigidez cognitiva no es un defecto ni una falta de voluntad: es un rasgo central del cerebro autista que, en mujeres, se manifiesta de formas profundamente internas y muchas veces invisibles. Reconocerla permite comprender por qué ciertas situaciones generan tanto desgaste y, sobre todo, abrir la puerta a estrategias más amables y sostenibles.
Visibilizar estas experiencias ayuda a que más mujeres puedan entenderse desde la neurodiversidad, en vez de desde la culpa.
Bibliografía recomendada
Demetriou EA et al. (2018). “Executive function in autism spectrum disorder: Meta-analyses.” Journal of Autism and Developmental Disorders.
Lai MC, Lombardo MV, Baron-Cohen S. (2015). “Autism.” The Lancet.
Hull L et al. (2017). “Camouflaging in autism: differences in women and men.” Molecular Autism.
Livingston LA et al. (2019). “Internalising symptoms in autistic women: links to camouflaging and cognition.” Autism.
Mandy W. (2019). “Social camouflaging in autism: Implications for mental health.” Clinical Psychology Review.
Hill EL. (2004). “Executive dysfunction in autism.” Philosophical Transactions of the Royal Society B.



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