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Rigidez cognitiva y autismo en mujeres: comprender un rasgo invisible que agota

  • Foto del escritor: Jesus Gomez Frye
    Jesus Gomez Frye
  • hace 12 minutos
  • 4 Min. de lectura
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La rigidez cognitiva es uno de los rasgos centrales del autismo, pero en las mujeres suele manifestarse de formas más silenciosas, complejas y socialmente “aceptables”. Muchas mujeres autistas no viven la rigidez como una simple dificultad para cambiar de plan, sino como un mecanismo profundamente ligado a la ansiedad, el enmascaramiento y la necesidad de previsibilidad para sentirse seguras en un mundo que suele demandar flexibilidad constante.

Comprender cómo se expresa este rasgo en mujeres permite no solo identificarlo, sino también aliviar la culpa asociada y encontrar estrategias más amables para convivir con él.


¿Qué es la rigidez cognitiva?


En términos neuropsicológicos, la rigidez cognitiva se refiere a la dificultad para:

  • Cambiar de estrategia mental

  • Adaptarse a nuevos estímulos

  • Tolerar la incertidumbre

  • Soltar una idea o enfoque una vez que se ha establecido


Está directamente vinculada a las funciones ejecutivas, un conjunto de habilidades mediadas principalmente por la corteza prefrontal. Diversos estudios muestran que las personas autistas presentan diferencias en estas redes, afectando la capacidad de “shift” o cambio mental (Hill, 2004; Demetriou et al., 2018).

Sin embargo, lo interesante es que, en mujeres, estas dificultades suelen ser más internas que visibles. Y eso complica el diagnóstico.


¿Cómo se expresa la rigidez cognitiva en mujeres autistas?


1. Rigidez emocional disfrazada de “responsabilidad extrema”

Muchas mujeres autistas desarrollan patrones rígidos alrededor de cómo “deben” comportarse:

  • No permitir errores

  • Cumplir expectativas a cualquier costo

  • Seguir rutinas sociales rígidas para evitar conflictos

Esto se interpreta externamente como disciplina o madurez, cuando en realidad responde al miedo a perder control.


2. Dificultad para tolerar cambios, pero sin mostrarlo

A diferencia del estereotipo infantil (rabieta ante cambio inesperado), en mujeres la reacción suele ser interna:

  • Aumento brusco de ansiedad

  • Bloqueo cognitivo

  • Irritabilidad contenida

  • Autocrítica severa

La persona cumple con el cambio… pero luego queda drenada por horas o días.


3. Necesidad profunda de previsibilidad

La incertidumbre puede generar:

  • Sobreplanificación

  • Anticipación excesiva

  • Repetición mental de escenarios (“overthinking”)

  • Rutinas rígidas pero invisibles (orden interno del bolso, secuencias cognitivas, checklists mentales)


4. Pensamiento “todo o nada”

Común en la población autista, pero en mujeres se mezcla con enseñanza social:

  • “Si no lo hago perfecto, no sirve”

  • “Si fallo una vez, soy un desastre”

  • “O lo hago todo, o no hago nada”

El perfeccionismo autista es menos un rasgo de personalidad y más una estrategia de supervivencia.


5. Hiperfocalización emocional

La rigidez no solo ocurre en tareas: también ocurre en pensamientos emocionales.

  • Dificultad para soltar una preocupación

  • Rumiar eventos sociales

  • Revisar conversaciones pasadas

  • Atarse a una idea sobre una relación o conflicto

Esto puede confundirse con ansiedad generalizada, cuando en realidad son procesos neurocognitivos autistas.


¿Por qué la rigidez cognitiva afecta especialmente a las mujeres?


1. Socialización femenina

Desde niñas, las mujeres reciben mensajes como:

  • “Sé amable”

  • “Adáptate”

  • “No causes problemas”

  • “Sé flexible con los demás”

Esto choca con la rigidez natural del cerebro autista. En vez de expresarla externamente (como un niño que se niega al cambio), muchas mujeres aprenden a internalizarla.

El costo: ansiedad crónica.


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2. Más enmascaramiento

Las mujeres autistas tienden a camuflar sus rasgos para encajar. Para sostener ese camuflaje, crean rutinas mentales rígidas:

  • Scripts sociales

  • Análisis repetitivos antes de hablar

  • Control conscientes de gestos y tono

  • Ajustes constantes al entorno

Esto agota las funciones ejecutivas y aumenta la rigidez.


3. Diagnóstico tardío

La falta de reconocimiento hace que muchas pasen años pensando que sus reacciones son “exageradas”, “dramáticas” o “problemas de carácter”. No saber que el origen es neurológico incrementa la autocrítica y fortalece los patrones rígidos.


Consecuencias cuando la rigidez cognitiva se ignora


  • Sobreexigencia constante

  • Burnout autista

  • Dificultad para tomar decisiones

  • Problemas laborales por saturación

  • Conflictos internos sin expresión externa

  • Depresión por agotamiento cognitivo

  • Sensación de estar siempre “al límite”

El burnout, en especial, es más frecuente en mujeres autistas precisamente por este choque entre rigidez interna y demandas sociales.


Estrategias prácticas (y amables) para navegar la rigidez cognitiva


1. Normalizar el rasgo

No es terquedad, ni “drama”, ni falta de madurez. Es neurología. Nombrarlo reduce la culpa y permite pedir apoyo.


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2. Microtransiciones

En vez de saltar de una tarea a otra:

  • Pausas de 2–3 minutos

  • Cambiar solo un elemento por vez

  • Señales visuales o temporales en el entorno

El cerebro autista procesa mejor los cambios graduales.


3. Aumentar control sobre lo que sí es controlable

  • Planes con ventanas de flexibilidad

  • Anticipaciones visuales

  • Organizar horarios según niveles de energía

No se trata de eliminar la rigidez, sino de usarla a favor.


4. Reencuadre cognitivo sin invalidación

Evitar frases como “sé más flexible”. En su lugar:

  • “El cambio es difícil, pero puedo hacerlo paso a paso.”

  • “No necesito hacerlo perfecto para que esté bien.”


5. Descarga sensorial

Cuando la rigidez aumenta, a menudo hay sobrecarga sensorial. Estrategias como:

  • Reducir estímulos

  • Uso de auriculares

  • Pausas en silencio

Pueden disminuir la tensión cognitiva.


6. Terapias útiles

  • Terapia focalizada en autismo en adultos

  • Enfoques basados en funciones ejecutivas

  • CBT adaptada para autistas

  • Terapia ocupacional especializada en regulación sensorial


La rigidez cognitiva no es un defecto ni una falta de voluntad: es un rasgo central del cerebro autista que, en mujeres, se manifiesta de formas profundamente internas y muchas veces invisibles. Reconocerla permite comprender por qué ciertas situaciones generan tanto desgaste y, sobre todo, abrir la puerta a estrategias más amables y sostenibles.

Visibilizar estas experiencias ayuda a que más mujeres puedan entenderse desde la neurodiversidad, en vez de desde la culpa.


Bibliografía recomendada


  • Demetriou EA et al. (2018). “Executive function in autism spectrum disorder: Meta-analyses.” Journal of Autism and Developmental Disorders.

  • Lai MC, Lombardo MV, Baron-Cohen S. (2015). “Autism.” The Lancet.

  • Hull L et al. (2017). “Camouflaging in autism: differences in women and men.” Molecular Autism.

  • Livingston LA et al. (2019). “Internalising symptoms in autistic women: links to camouflaging and cognition.” Autism.

  • Mandy W. (2019). “Social camouflaging in autism: Implications for mental health.” Clinical Psychology Review.

  • Hill EL. (2004). “Executive dysfunction in autism.” Philosophical Transactions of the Royal Society B.

 

 
 
 

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